¿A dónde va tu vida?

Alicia

Alicia: ¿Le importaría decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí?

Gato: Eso depende en gran medida de dónde quieres ir…

Alicia: ¡No me importa mucho dónde!

Gato: Entonces da igual la dirección.

Siento admiración por aquellos que tienen una historia. No episodios, no fragmentos, sino una historia completa. Marcar esta diferencia, es muy importante pues, a pesar de que la historia se compone de momentos, no todos los momentos, hacen una historia.

Me fascinan por tanto ese tipo de personas: siempre andan haciendo algo, siempre tienen algo muevo que contar. Cuando hablan, suelen hacerlo de una manera un poco acelerada y el brillo de sus ojos al revivir lo que te cuentan, hace que sus pupilas dilatadas dejen salir la inmensa luz que hay dentro de ellas.

Hay quien cree, que no es mi caso, que el ser humano ha venido a este mundo a sufrir, a sobrevivir y no a ser feliz. Yo soy de los que piensan justamente al contrario, que a este mundo vinimos a ser felices y que nos hemos “agandulado” tanto, que nos hemos dedicado a sobrevivir, regodeándonos muchas veces en nuestras miserias, nuestros errores, sin buscar más allá.

Por tanto, hay una gran diferencia entre supervivencia (para lo que nuestra parte más animal ya nació programada) y el trabajar por nuestra felicidad, que es algo que hemos de aprender y buscar. Los que se atreven a salir en busca de la felicidad y lo que ésta nos aporta, asumen su responsabilidad y las reglas del juego que no están en nuestro carácter innato de supervivencia. La más importante, y en la que estará basado todo lo que llega después, no es otra cosa que: darle un sentido.

Lamentablemente, muy pocas personas saben “cuál es el tema de su vida”. Ni siquiera las personas que estamos en un camino de búsqueda, formación o incluso, en el acompañamiento terapéutico de otras, saben todas “de qué va su vida”, al menos no todo el tiempo, os lo puedo asegurar.

En coaching, es muy valioso como herramienta de trabajo, hacer las preguntas adecuadas, así como escuchar de manera activa las respuestas del otro. En este caso, si las hacemos a este tipo de personas, veríamos que no todos son capaces de dar una respuesta clara y rápida:

  • ¿Cuál es la causa que te mueve?
  • ¿Cuál es el nexo de unión entre tus actividades?
  • ¿Qué es eso que amas y mueve tu vida?
  • ¿Tus múltiples actividades te acercan a tu sueño/meta?
  • ¿Tienes un sueño/meta? (esta es la más importante de todas?

La rutina diaria, a la que yo llamo asesina de sueños, nos sumerge en la dinámica de mantenernos ocupados, rellenando (que no llenando) todos los espacios vacíos de nuestra agenda: el trabajo, el gimnasio, los amigos, el ocio, las compras…un día tras otro, generando en muchas ocasiones, justo el efecto contrario al pretendido, una enorme sensación de vacío, de carencia, de falta de ilusión y pérdida de la capacidad de sorprendernos, o como suelo escuchar en consulta: “mi vida es una mierda, siempre lo mismo día tras día” o “al llegar la noche, solo tengo ganas de ir a dormir y pensar que mañana más de lo mismo”.

A esto, se le llama conformismo (no confundir con la aceptación). Sé que no estoy bien, sé que esto no me gusta, pero no me planto y tomo las acciones adecuadas para cambiarlo.  Ahora, eso sí, lo hacemos con estilo!! Damos mil y una justificaciones a los demás y a nosotros mismos, hablamos del lado positivo que hay en todo esto, pero en realidad, damos un portazo y nos acomodamos en nuestro sillón a esperar con tedio que siga pasando la vida.

En realidad, toda esta situación incómoda que provoca el conformismo, se resume en una sola: te falta un sueño!. Ah, ya se, que esto te suena algo de hippies, al llamado “flowerpowerismo”, no te preocupes, te lo voy a explicar con términos más terrenales: te falta una ilusión, un propósito, un por qué o un sentido. ¿Te gusta más así, o te sigue incomodando que te pongan frente a la realidad?

El diálogo con el que he iniciado este post, pertenece a Alicia en el País de las Maravillas (uno de mis cuentos favoritos, junto con alguno más, que guarda mucho de coaching y de crecimiento personal, cuando lo lees entre líneas por cierto), refleja claramente este concepto: “Cuando no sabes dónde vas, lo de menos es el camino”. Sin meta, no hay camino, tan solo autómatas deambulando por senderos sin rumbo, en modo piloto automático. Por tanto, tú eliges qué vida quieres vivir: como si fuera un álbum de recortes o un libro; una teleserie por capítulos o un largometraje; acumular momentos o escribir tu historia. Esa decisión, marcará la diferencia de tu existencia entre una vida plena y feliz, o tan solo divertida y con instantes de placer, aunque sean efímeros.

Vivimos en la sociedad del microondas, de lo rápido, lo desechable de un solo uso. Nos ocupamos en vivir momentos, tal vez intensos, pero que que están inconexos entre sí. Vivimos en el hedonismo, la individualidad, la competitividad y la búsqueda del placer rápido e individual. Claro que, algunos pueden no estar de acuerdo, ya que creen que elegir la otra opción, supone “perderse” muchas cosas o experiencias. Pero aunque la vida se hace de momentos, lo que realmente nos aporta es que estén conectados entre sí, siguiendo una misma línea argumental.

Veamos un ejemplo de esta incoherencia:

“Caperucita se encuentra con el lobo, conversan, él pretende engañarla, pero ella se da cuenta. Al despedirse, ella saca de su cesta su dispositivo móvil y traza la ruta con el GPS. Llega a casa de la abuelita, se asegura que está bien y marca el 112 para comunicar un problema.”

¿Verdad que no es lo mismo? Porque hay elementos que desconectan la historia y rompen el hilo argumental, la moraleja de este cuento. Por eso es tan importante establecer un sentido a nuestra historia, eligiendo, priorizando (lo importante sobre lo urgente..) y desechando lo que no aporta o suma.

Hazte responsable de tu historia y asume el liderazgo; haz tan solo lo que contribuya a escribir tu historio: si es tu trabajo lo que no encaja, tal vez deberías dejarlo; si es tu entorno familiar o de amistades el que te frena, tal vez deberías alejarte; si es tu pareja la que está ahogando tu sueño, plantéate si es ahí donde debes estar. Posiblemente es ese momento, tomar esa decisión puede causarte dolor, pero no puedes permitir que nada ni nadie, escriba por ti el guión de la película de tu vida. Tu decides qué vas a ser en esta travesía: capitán, barco, veleta o viento.

Cuando las cosas están bien en nuestra vida, podemos decir (o lo hemos escuchado en otros): yo no hago nada, voy sin propósito ni rumbo y soy feliz. No lo dudo, pero quiero escucharte decir lo mismo cuando las circunstancias cambien y entres en ese círculo de sentirte atado de pies y manos, sin estar donde quieres estar ni haciendo lo que quieres hacer, sumido en esa rutina que te ahoga y no tiene sentido.

El dar un sentido a nuestra vida, es lo que va a marcar la diferencia entre existencia o supervivencia y vida; entre moemtno e historia; entre ser veleta o viento. Así, nos definiremos como figurantes o directores de nuestra película, escribiendo el guión y, lo que es más importante, dándole un título. Esto lo conseguiremos , creando momentos conexos entre si, sabiendo dónde vamos, no solo sabemos qué camino tomar, sino que sabremos quién o qué vendrá con nosotros para llegar a donde queremos , a nuestro sueño o meta.

Así que, elimina las tomas falsas, revisa tu guion y sobre todo, ponle título a tu película.

©Marilar Ruiz 2016

 

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Marilar Ruiz
Profesora · Formadora de Equipos · Conferenciante · Orientadora Emocional , Asesora Empresarial
Marilar Ruiz

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